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La mitad de la vida, los 40 o 50 años, son para el común de las personas, momento de reflexión, de revisión o relanzamiento. Los nuevos 30, junto con los desafíos que plantea a la luz de cambios demográficos, coincide en el caso de las mujeres con una fase natural de su desarrollo. La menopausia originada por el cese de la producción de estrógeno y progesterona por los ovarios, provocando diversos síntomas y cambios en la vida de la mujer.

De acuerdo a diversas publicaciones científicas, cada año, aproximadamente 47 millones de mujeres en el mundo ingresan en la fase de la menopausia, la cual generalmente ocurre entre los 48 y 52 años de edad. Esta etapa está precedida por la pre menopausia, que se presenta entre los 40 y 45 años, y se caracteriza por la ausencia del período menstrual durante 12 meses consecutivos. Entre los síntomas más comunes se encuentran los bochornos, sudores nocturnos, cambios en la libido, alteraciones en el estado de ánimo, insomnio, resequedad vaginal, así como pérdida de cabello y resequedad en la piel. Además, se pueden experimentar dolores articulares e infecciones urinarias. La piel tiende a tornarse apagada, el cabello se vuelve más frágil y hay dificultades en la concentración y agilidad mental. Incluso pueden manifestarse cambios físicos, como aumento de peso y redistribución de la masa corporal, concentrándose más en la zona superior del cuerpo, con aumento de volumen en brazos y pecho.

Además, se generan cambios significativos en la rutina de la mujer; es posible que experimenten una disminución en su productividad laboral o sientan una afectación en sus interacciones sociales. En el ámbito laboral, la pérdida de agilidad mental, el olvido de ciertos detalles o la falta de percepción de determinados aspectos, provoca en ellas una sensación de merma en su eficacia o una “lentitud” cognitiva sin una causa aparente. Por el otro lado, estudios demuestran que el 33% de las mujeres percibe que su vida social pasa a un segundo plano debido a la menopausia. (El Mostrador Braga, 2023)

Desde el punto de vista de la salud mental, la menopausia es una transición biológica natural que marca el fin de los años reproductivos de una mujer. Los trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión, son comunes durante esta transición y afectan hasta a un tercio de las mujeres en la menopausia. Se ha demostrado que la prevalencia de la depresión entre las mujeres en la menopausia es mayor que en las mujeres pre menopáusicas, y el riesgo de depresión aumenta a medida que avanza la transición.

Desde las Neurociencias sabemos hoy, que el cerebro es un importante órgano para los estrógenos, por lo que en la transición menopáusica las acciones de los estrógenos son potencialmente relevantes para los cambios cognitivos que se evidencian. En el mismo sentido diversos estudios han reportado la presencia de receptores estrogénicos en estructuras neurales tales como: amígdala, hipocampo y corteza prefrontal. (Dorador-González & Orozco-Calderón, 2018)

Normalmente las mujeres que atraviesan este periodo, consultan a sus ginecólogos accediendo a tratamientos hormonales que se muestran eficaces para la regulación de los estrógenos. En nuestra práctica cotidiana observamos que poco a poco, las mujeres acceden a complementar la atención médica, accediendo a tratamientos no hormonales que pueden ser efectivos para controlar las afectaciones del ánimo y la disminución de las capacidades cognitivas derivadas de este proceso. Algunos de estos tratamientos incluyen:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Psicoterapia que se enfoca en identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos que contribuyen a los síntomas del estado de ánimo.
  • Actividad Física, pues se ha demostrado que los ejercicios y el baile, tienen efectos positivos en el estado de ánimo de las mujeres en la menopausia.
  • Educación e implementación de herramientas que favorecen la Higiene del sueño: que supone horarios regulares de acostarse y levantarse, evitar estimulantes y dispositivos electrónicos antes de dormir, proveerse de ropa y condiciones ambientales que faciliten la conciliación del sueño. (Sánchez-Prieto, 2023)

La psicoterapia aparece como una herramienta válida de apoyo, que favorece un mayor estado de bienestar psicosocial y que junto con otras estrategias reducen la afectación en la vida familiar, desempeño profesional y ejercicio laboral. Una visión integral de nuestra salud y en particular de la salud de las mujeres, permitirá abordar las complicaciones que pueden presentarse en esta etapa de la vida.

Trabajos citados

Dorador-González, M.-d.-L., & Orozco-Calderón, G. (2018). Síntomas Psicológicos en la Transición Menopáusica. REVista CHIL OBSTET GINECOL, 228-239.

El Mostrador Braga. (09 de 04 de 2023). Las implicancias de la menopausia en la salud mental de la mujer. El mostrador.

Sánchez-Prieto, M. D.-O.-S.-G.-S.-B. (2023). La relación entre la transición a la menopausia y los trastornos del estado de ánimo. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 382-388.

 

 

 

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