“La terapia es un viaje, y algunos pasajeros se bajan antes de llegar al destino, a veces por turbulencias inesperadas, otras por un mapa que no coincide con sus expectativas.”
Es un fenómeno complejo con múltiples aristas, y comprenderlo nos permite optimizar la experiencia terapéutica y reducir las tasas de deserción.
Desde mi rol como “psicoterapeuta experto”, considero que el abandono temprano no es un simple “fracaso” del paciente, sino más bien un indicador de una compleja interacción entre las expectativas del consultante, la dinámica terapéutica, factores contextuales y las propias limitaciones del proceso.
Desajustes en las Expectativas y la Alianza Terapéutica:
Uno de los predictores más robustos del abandono temprano es una alianza terapéutica débil o disfuncional (Horvath & Bedi, 2002). Esta alianza, definida como el vínculo emocional entre terapeuta y paciente, el acuerdo en los objetivos del tratamiento y el consenso en las tareas terapéuticas, es el cimiento sobre el que se construye el cambio. Si desde las primeras sesiones el paciente no se siente comprendido, escuchado o percibe que los objetivos no se alinean con sus necesidades, la probabilidad de abandono aumenta significativamente (Tryon & Winograd, 2011).
Estudios recientes han destacado la importancia de la congruencia de expectativas entre terapeuta y paciente. Si el paciente tiene una idea preconcebida sobre la rapidez de los resultados o el tipo de intervención que recibirá, y esta no se corresponde con la realidad del proceso terapéutico, puede sentirse frustrado y desmotivado (Swift et al., 2018). Una comunicación clara y honesta sobre la naturaleza de la terapia, su duración estimada y el rol activo que se espera del paciente es fundamental desde el inicio.
“El abandono en terapia no siempre es un adiós al cambio, sino a veces un ‘hasta luego’ a un proceso que aún no encaja.”
Factores del Paciente:
Las características individuales del paciente también juegan un papel importante. Pacientes con mayor gravedad sintomática inicial, menor insight sobre sus problemas o con historiales de dificultades en el establecimiento de relaciones pueden ser más propensos a abandonar (Joyce et al., 2007). La comorbilidad con otros trastornos mentales o físicos, así como factores socioeconómicos como la falta de recursos financieros o tiempo, también pueden actuar como barreras significativas para la continuidad del tratamiento (Pekarik, 1985).
Desde una mirada holística, es crucial considerar la red de apoyo social del paciente. Un entorno familiar o social poco comprensivo o incluso invalidante puede minar la motivación del paciente y dificultar su compromiso con la terapia.
Factores del Terapeuta y del Proceso Terapéutico:
La competencia y el estilo del terapeuta son elementos cruciales. Investigaciones sugieren que terapeutas que demuestran empatía, calidez y autenticidad, y que utilizan técnicas basadas en la evidencia de manera flexible y adaptada a las necesidades del paciente, tienen menores tasas de abandono (Lambert, 2013). Por otro lado, un estilo directivo excesivo, la falta de sensibilidad cultural o la incapacidad para abordar las resistencias del paciente pueden precipitar la interrupción del tratamiento.
El ritmo y la intensidad de las sesiones también son relevantes. Un inicio demasiado lento puede generar sensación de ineficacia, mientras que un ritmo demasiado acelerado puede abrumar al paciente. Es fundamental una evaluación continua del progreso y la adaptación del plan de tratamiento a las necesidades cambiantes del consultante.
“La psicoterapia es una danza, y si la música no resuena o la pareja no se sincroniza, algunos prefieren cambiar de pista.”
Factores Contextuales y Sistémicos:
Finalmente, no podemos ignorar los factores contextuales y sistémicos. Los cambios en la vida del paciente (mudanzas, cambios de trabajo, rupturas sentimentales) pueden dificultar la continuidad de la terapia. Asimismo, barreras administrativas o económicas relacionadas con el acceso a la atención de salud mental pueden ser determinantes.
Desde una perspectiva holística, es importante considerar cómo el contexto cultural y social influye en la percepción de la psicoterapia y en la decisión de continuar o no con el tratamiento. El estigma asociado a la salud mental, aunque en disminución, aún puede ser un factor que contribuya al abandono.
Conclusiones y Implicaciones para la Práctica:
El abandono de la psicoterapia es un fenómeno multifactorial que requiere una comprensión profunda y matizada. Para reducir las tasas de deserción, es esencial:
- Fomentar una alianza terapéutica sólida desde las primeras sesiones, priorizando la empatía, la escucha activa y la validación de las experiencias del paciente.
- Clarificar las expectativas sobre el proceso terapéutico, discutiendo los objetivos, las tareas y la duración estimada del tratamiento.
- Realizar una evaluación exhaustiva de las necesidades y características individuales del paciente, incluyendo su red de apoyo social y factores socioeconómicos.
- Adaptar el enfoque terapéutico a las necesidades del paciente, utilizando técnicas basadas en la evidencia de manera flexible y sensible a su contexto cultural.
- Monitorear continuamente el progreso y la satisfacción del paciente, realizando ajustes en el plan de tratamiento según sea necesario.
- Abordar activamente las resistencias y los posibles obstáculos que puedan surgir durante el proceso.
- Trabajar en la reducción del estigma asociado a la salud mental a nivel individual y comunitario.
En definitiva, la psicoterapia es un viaje colaborativo. Comprender las razones detrás del abandono nos permite como terapeutas ser más sensibles, adaptativos y, en última instancia, más efectivos en nuestro acompañamiento hacia el bienestar de nuestros pacientes. La investigación continua en este campo es fundamental para seguir afinando nuestras estrategias y ofrecer una atención de salud mental de calidad y accesible para todos.
Referencias:
- Horvath, A. O., & Bedi, R. P. (2002). The alliance in psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Training, 39(3), 203–204.
- Joyce, A. S., Ogrodniczuk, J. S., Kealy, D., & رايان, ب. (2007). Early termination of psychotherapy. Clinical Psychology Review, 27(6), 635–658.
- Lambert, M. J. (2013). Bergin and Garfield’s handbook of psychotherapy and behavior change (6th ed.). John Wiley & Sons.
- Pekarik, G. (1985). Coping with dropout clients. Professional Psychology: Research and Practice, 16(1), 114–123.
- Swift, J. K., Callahan, J. L., Tompkins, K. A., Parkin, S. R., Neimeyer, R. A., & Whipple, J. L. (2018). The early relationship in psychotherapy: Ruptures, repairs, and outcome. Journal of Counseling Psychology, 65(1), 1–14.
- Tryon, G. S., & Winograd, G. (2011). Goal consensus and collaboration. In J. C. Norcross (Ed.), Psychotherapy relationships that work: Evidence-based responsiveness (2nd ed.,1 pp. 101–120). Oxford University Press.