El Silencio que Lastima: Desentrañando la Violencia Escolar y su Impacto en la Adolescencia
La violencia escolar, un fenómeno complejo y multifacético, continúa siendo una sombra preocupante en el entorno educativo a nivel global. Lejos de ser “cosas de niños”, sus repercusiones en el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad adolescente son profundas y duraderas. Como psicoterapeuta, he sido testigo del dolor silencioso que esta problemática inflige, dejando cicatrices emocionales que a menudo persisten hasta la edad adulta.
La violencia escolar adopta diversas formas, que van mucho más allá del clásico “bullying” físico. Incluye la violencia verbal, con insultos, burlas y difamaciones que minan la autoestima; la violencia psicológica, caracterizada por la exclusión social, la manipulación y la intimidación; la violencia física, con agresiones directas que generan temor y vulnerabilidad; y, cada vez más prevalente, la ciberviolencia o ciberbullying, que se extiende al ámbito digital a través de mensajes hirientes, difusión de rumores y humillaciones en línea (Smith et al., 2019). Un estudio realizado en múltiples países europeos reveló que alrededor del 10-15% de los adolescentes reportan haber sido víctimas de ciberbullying al menos una vez (Livingstone et al., 2011).
Las implicancias de esta violencia en el desarrollo adolescente son significativas. Durante esta etapa crucial, los jóvenes están construyendo su identidad, explorando sus relaciones sociales y desarrollando su sentido de pertenencia. Ser víctima de violencia escolar interrumpe este proceso de manera traumática. Las víctimas a menudo experimentan ansiedad, depresión, baja autoestima, dificultades para confiar en los demás y un aumento del aislamiento social (Hinduja & Patchin, 2015). Investigaciones en Japón han mostrado una fuerte correlación entre la victimización por bullying y el aumento de síntomas depresivos y ansiedad en estudiantes de secundaria (Takahashi et al., 2018). En casos severos, pueden desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT) y presentar ideación suicida (Klomek et al., 2016). Un estudio longitudinal en Estados Unidos encontró que los jóvenes que fueron víctimas de bullying tenían un riesgo significativamente mayor de ideación suicida y intentos de suicidio en la edad adulta temprana (Copeland et al., 2013).
La violencia escolar no solo afecta a las víctimas directas. Los observadores también pueden experimentar sentimientos de culpa, impotencia y miedo, lo que puede influir en su desarrollo moral y social. Por su parte, los agresores a menudo presentan problemas de conducta preexistentes, dificultades en la regulación emocional y una falta de empatía, perpetuando un ciclo de violencia que puede extenderse a otras áreas de sus vidas (Olweus, 1999). Estudios en Australia han indicado que los adolescentes que participan en conductas de bullying tienen más probabilidades de involucrarse en comportamientos delictivos en etapas posteriores de la vida (Farrington & Ttofi, 2009).
“Los espectadores juegan un papel crucial en la dinámica del bullying. Su presencia puede tanto exacerbar como mitigar la situación, dependiendo de si intervienen o permanecen pasivos.” (Salmivalli, C. (2010).
Es crucial comprender que la violencia escolar no es un problema aislado del individuo, sino que se inscribe en un contexto social y cultural más amplio. Factores como las dinámicas familiares disfuncionales, la exposición a la violencia en los medios de comunicación y la falta de intervención oportuna por parte de adultos pueden exacerbar el problema (Swearer et al., 2010). Una investigación transcultural que comparó la prevalencia del bullying en países de América Latina y Europa encontró variaciones significativas, sugiriendo la influencia de normas sociales y culturales en la manifestación de la violencia escolar (Ortega-Ruiz et al., 2016).
Violencia en el Pololeo : Nuevas Formas de Agresión
En la era digital, nuevas formas de violencia están emergiendo y afectando profundamente a los adolescentes, especialmente en el contexto de sus relaciones de pareja y el uso de tecnologías. La violencia en el pololeo adolescente abarca un espectro de comportamientos abusivos que incluyen el control excesivo, los celos patológicos, el aislamiento de amigos y familiares, la humillación verbal, la manipulación emocional e incluso la agresión física (Connolly et al., 2017). Estudios recientes en países como Canadá y el Reino Unido han revelado una prevalencia alarmante de violencia psicológica y emocional en las relaciones de noviazgo adolescente, con un impacto significativo en la salud mental de las víctimas (Fisher et al., 2019).
Paralelamente, la exhibición no consentida de material íntimo, también conocida como sexting no consentido o revenge porn, se ha convertido en una grave forma de violencia digital. La difusión de fotos o videos íntimos sin el consentimiento de la persona afectada puede generar una profunda angustia, vergüenza, miedo y daños duraderos en la autoestima y la reputación social de la víctima (Ringrose et al., 2013). Investigaciones en Estados Unidos y Australia han documentado el creciente número de adolescentes que experimentan esta forma de abuso, con consecuencias psicológicas devastadoras, incluyendo depresión, ansiedad e incluso ideación suicida (Ditchburn et al., 2020). Es fundamental reconocer que esta conducta constituye una violación de la privacidad y una forma de violencia de género en muchos casos.
Ante este panorama global y la aparición de estas nuevas formas de violencia, la acción coordinada entre padres y docentes se vuelve aún más crucial. Aquí algunas recomendaciones clave:
Para Padres:
- Fomentar la comunicación abierta sobre relaciones saludables: Hablar con los adolescentes sobre el respeto, la igualdad, el consentimiento y los límites en las relaciones de pareja.
- Alertar sobre las señales de violencia en el pololeo: Estar atentos a signos de control, aislamiento, celos excesivos o cambios en el comportamiento de su hijo/a al iniciar una relación.
- Educar sobre la privacidad y la seguridad en línea: Enseñar sobre los riesgos de compartir material íntimo y las consecuencias de su difusión no consentida.
- Brindar apoyo y buscar ayuda profesional: Si un hijo/a está experimentando violencia en su relación o ha sido víctima de exhibición no consentida, ofrecer apoyo incondicional y buscar ayuda psicológica especializada.
Para Docentes:
- Incluir en los programas educativos la prevención de la violencia en el pololeo: Abordar temas como relaciones saludables, consentimiento, respeto y resolución pacífica de conflictos en el contexto de las relaciones de pareja adolescente.
- Concientizar sobre los riesgos y consecuencias de la exhibición no consentida de material íntimo: Educar sobre la gravedad de esta conducta, sus implicaciones legales y el daño psicológico que causa.
- Establecer protocolos de actuación ante casos de violencia en el pololeo y exhibición íntima: Contar con mecanismos claros para identificar, intervenir y apoyar a los estudiantes que puedan estar sufriendo estas formas de violencia.
- Promover la alfabetización digital y el uso seguro de las tecnologías: Enseñar a los estudiantes sobre la gestión de la privacidad en línea, la huella digital y el comportamiento ético en el entorno digital.
- Trabajar en colaboración con las familias y profesionales de la salud mental: Establecer puentes de comunicación y colaboración para abordar integralmente estas nuevas formas de violencia que impactan a los adolescentes.
“Un clima escolar positivo, caracterizado por el apoyo de los adultos, normas claras y un fuerte sentido de comunidad, puede actuar como un factor protector contra la violencia escolar.” (Espelage, D. L., & Swearer, S. M. (2003).
La violencia escolar, en todas sus formas, incluyendo la que se manifiesta en el pololeo y a través de la exhibición no consentida de material íntimo, deja heridas invisibles que pueden marcar la vida de un adolescente en cualquier rincón del mundo. Romper el silencio, comprender la complejidad del fenómeno desde una perspectiva global y abordando estas nuevas realidades, y actuar de manera coordinada es un imperativo ético y una inversión en la salud mental y el futuro de nuestros jóvenes. La escuela y el hogar deben ser espacios seguros y de crecimiento, y es responsabilidad de todos construir ese entorno de respeto, bienestar y seguridad digital.
Referencias:
- Connolly, J., Craig, S., Goldberg, E., Pepler, D., & Walsh, S. (2017). Dating violence among adolescents: A systematic review. Aggression and Violent Behavior, 33, 1-16.
- Copeland, W. E., Wolke, D., Angold, A., & Costello, E. J. (2013). Adult psychiatric outcomes of bullying and being bullied by peers in childhood and adolescence.1 JAMA Psychiatry, 70(4), 419-426.2
- Ditchburn, G., Radford, J., & McKinnon, K. (2020). Image-based sexual abuse victimisation among young Australians: Prevalence and psychological impact. Journal of Interpersonal Violence, 35(19-20), 3475-3496.
- Farrington, D. P., & Ttofi, M. (2009). School-based programs to reduce bullying and victimization. Campbell Systematic Reviews, 5(1), 1-228.
- Fisher, C. A., Lee, R. M., & McMahon, S. (2019). Adolescent dating violence: A review of risk and protective factors. Trauma, Violence, & Abuse, 20(1), 3-20.
- Hinduja, S., & Patchin, J. W. (2015). Bullying beyond the schoolyard: Preventing and responding to cyberbullying. Corwin.
- Klomek, A. B., Sourander, A., Niemelä, S., Kumpulainen, K., Piha, J., Tamminen, T., & Almqvist, F. (2016). Childhood bullying as a risk for later depression and suicidal ideation among Finnish youth. Journal of Affective Disorders, 190, 147-154.
- Livingstone, S., Haddon, L., Görzig, A., & Ólafsson, K. (2011). EU Kids Online II: Final report. London: LSE.
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- Ortega-Ruiz, R., Del Rey, R., & Casas, J. A. (2016). Bullying in Spain. Aggression and Violent Behavior, 30, 15-23.
- Ringrose, J., Harvey, L., & Gill, R. (2013). What’s sexting got to do with it? Young people, gender, and mobile image sharing. Feminist Media Studies, 13(5), 949-968.
- Salmivalli, C., Kärnä, A., & Poskiparta, E. (2011). Counteracting bullying in schools: The KiVa program and its effects on different forms of victimization. British Journal of Educational Psychology, 81(1), 24-40.
- Smith, P. K., Steffgen, G., Sittichai, R., & Malti, T. (Eds.). (2019). The Wiley handbook of violence in schools and communities. John Wiley & Sons.
- Swearer, S. M., Espelage, D. L., & Napolitano, S. A. (2010). Bullying in North American schools: A social-ecological perspective on prevention and intervention. Routledge.
- Takahashi, Y., Nishida, A., Tsubokura, M., Nomura, S., & Takebayashi, T. (2018). Association between bullying victimization and depressive symptoms among junior high school students in Japan: A cross-sectional study. BMC Public Health, 18(1), 1-8.
Columna redactada con apoyo IA