Por Andrés Colque Torres, Psicoterapeuta
Experiencia de 30 años en terapia relacional, narrativa y cognitivo-conductual con adolescentes y adultos.
Con la llegada del otoño y el invierno, muchos experimentamos un cambio en nuestro estado de ánimo. Anhelamos el sol, nos sentimos más introspectivos y quizás con menos energía. Sin embargo, para una parte significativa de la población, este cambio trasciende la simple “melancolía invernal” y se manifiesta como un cuadro depresivo recurrente conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), o depresión estacional. Desde mi práctica psicoterapéutica de tres décadas, tanto presencial como online, he acompañado a innumerables adolescentes y adultos a navegar las complejidades de este fenómeno, reconociendo sus patrones y construyendo herramientas para recuperar el bienestar.
¿Qué es la Depresión Estacional? Más que una Cuestión de Clima
El Trastorno Afectivo Estacional es un tipo de depresión que sigue un patrón predecible, con síntomas que emergen típicamente en los meses de otoño e invierno y remiten durante la primavera y el verano. Lejos de ser una debilidad o una reacción exagerada al mal tiempo, la investigación contemporánea ha consolidado su base neurobiológica.
La hipótesis principal, y ampliamente respaldada, vincula el TAE a la reducción de la exposición a la luz solar. Esta disminución lumínica puede desregular nuestro reloj biológico interno (el ritmo circadiano), afectando la producción de dos químicos cerebrales cruciales. Como señala un estudio de L-D. Hirtenlehner et al. (2020) en el Journal of Affective Disorders, la fisiopatología del TAE implica una alteración en el sistema de la serotonina, un neurotransmisor clave en la regulación del ánimo. A su vez, se produce un desequilibrio en la melatonina, hormona que regula el sueño, lo que explica la somnolencia y el letargo característicos de este trastorno.
Los Efectos en la Persona: Cuando la Vida se Pone en “Modo Ahorro de Energía”
Los efectos del TAE van mucho más allá de la tristeza. Las personas que lo padecen describen una constelación de síntomas que impactan profundamente su funcionamiento diario, sus relaciones y su auto-percepción. Estos incluyen:
- Fatiga persistente y abrumadora: Una sensación de agotamiento que no se alivia con el descanso.
- Hipersomnia: Necesidad de dormir muchas más horas de lo habitual.
- Aumento del apetito: Especialmente antojos por carbohidratos, lo que a menudo conlleva un aumento de peso.
- Aislamiento social: Una marcada tendencia a “hibernar”, evitando actividades sociales y el contacto con seres queridos.
- Dificultad para concentrarse: Problemas para mantener el foco en el trabajo o los estudios, afectando el rendimiento.
- Anhedonia: Una pérdida de interés y placer en actividades que antes resultaban gratificantes.
Desde una perspectiva narrativa, la persona puede comenzar a construir una historia de sí misma como alguien “defectuoso” o “incapaz” durante el invierno. En la terapia, trabajamos para deconstruir esta narrativa limitante y co-crear una historia de resiliencia y afrontamiento.
Iluminando el Camino: Tratamientos Efectivos desde la Psicoterapia Moderna
Afortunadamente, disponemos de un abanico de tratamientos cuya eficacia ha sido validada por la investigación reciente. La elección y combinación de estos dependerá de la singularidad de cada paciente, un principio fundamental en mi práctica que integra diferentes corrientes terapéuticas.
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Terapia de Luz (Fototerapia): Sigue siendo el tratamiento de primera línea. Consiste en la exposición controlada a una lámpara de luz brillante que simula la luz solar. Un metaanálisis de P. Pjrek et al. (2020) publicado en Acta Psychiatrica Scandinavica confirma que la fototerapia es un tratamiento eficaz y bien tolerado, que actúa directamente sobre la resincronización del ritmo circadiano.
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Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Este enfoque ha demostrado ser excepcionalmente útil y con efectos duraderos. Una versión adaptada, la TCC para el TAE, se centra en dos pilares. Primero, la reestructuración cognitiva, que ayuda a identificar y modificar los pensamientos negativos y patrones de pensamiento pesimistas asociados al invierno. Segundo, la activación conductual, que combate la tendencia a la inactividad y el aislamiento, promoviendo la planificación de actividades placenteras y significativas. Investigaciones como la de K. J. Rohan et al. (2022) han demostrado que las habilidades aprendidas con la TCC pueden prevenir recaídas en inviernos futuros, empoderando al individuo a largo plazo.
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Terapia Relacional y Apoyo Social: Desde un enfoque relacional, exploramos cómo el TAE impacta las conexiones interpersonales y cómo estas, a su vez, pueden ser una fuente de sanación. Fomentar y mantener los vínculos sociales es un antídoto poderoso contra el repliegue que impone la depresión. La terapia online ha demostrado ser una herramienta invaluable para mantener esta conexión, especialmente cuando el ánimo para salir de casa es bajo.
En algunos casos, y siempre en evaluación conjunta con un médico psiquiatra, la farmacoterapia con antidepresivos puede ser un complemento necesario y eficaz.
Conclusión: Reescribiendo la Historia del Invierno
La depresión estacional es una condición médica legítima, no una elección. Reconocer sus síntomas en uno mismo o en un ser querido es el primer paso crucial. La psicoterapia, apoyada en la sólida evidencia científica actual, ofrece caminos claros y esperanzadores. Ya sea a través de la terapia de luz que ajusta nuestro reloj biológico, la TCC que nos dota de herramientas mentales y conductuales, o la terapia relacional que fortalece nuestros lazos, es posible transformar la narrativa del invierno. Podemos pasar de una historia de oscuridad y aislamiento a una de afrontamiento, resiliencia y, en última instancia, bienestar.
Citas y Referencias Académicas:
- Hirtenlehner, L.-D., et al. (2020). “The serotonin transporter in seasonal affective disorder: a meta-analysis of PET studies”. Journal of Affective Disorders, 260, 248-253.
- Pjrek, P., et al. (2020). “Light therapy in seasonal affective disorder”. Acta Psychiatrica Scandinavica, 142(6), 446-456.
- Rohan, K. J., et al. (2022). “Randomized trial of cognitive-behavioral therapy versus light therapy for seasonal affective disorder: Initial outcomes and 1-year follow-up”. American Journal of Psychiatry, 179(1), 51-60.
Columna creada con IA Gemini Pro.